El Nerón de Nuevo León
En el ámbito de burda improvisación, “Samuelon”, es un “genio de la mercadotecnia”.
11 de junio 2024
Eduardo Turrent Mena
“La creciente banalización del arte y la literatura, el triunfo del amarillismo en la prensa y la frivolidad de la política son síntomas de un mal mayor que aqueja a la sociedad contemporánea”. Ese fue el planteamiento central que hizo Vargas Llosa en un extraordinario ensayo -de hace más de una década- donde advertía sobre los peligros de una sociedad cuya tabla de valores estaba completamente invertida.
“En la <civilización del espectáculo> la política ha experimentado una banalización acaso más pronunciada que la literatura, el cine y las artes, lo que significa que en ella la publicidad y sus eslóganes, lugares comunes y frivolidades ocupan casi enteramente el quehacer que antes estaba dedicado a razones, programas, ideas y doctrinas” (...) arguyó atinadamente el citado autor.
“Máynez, Máynez, Máynez presidente”, respondió cantando y bailando Samuel García a una reportera que lo cuestionaba sobre un tema preocupante, la escasez del agua en Nuevo León. No existe en la política mexicana actual un exponente que encaje más en esta tesis que el gobernador fosfo-fosfo. La respuesta lo pinta de cuerpo entero, es el ejemplo vivo de vulgarización y degradación de la política. En este sentido, se amplifican las advertencias hechas por el gobernador de Jalisco, su propio compañero en MC, al señalar que no lo identificaran con la corriente de la “antipolítica”, en clara referencia al gobernador neolonés. La gota que derramó el vaso fue la unción atropellada y frívola que García hizo de Alvarez Maynez. Que por cierto, cerró su campaña en un evento con bailes, música, alcohol y mariguana, sólo unos días después de la trágica muerte de nueve personas en un evento de MC -en los terruños de Samuel- donde se presume una grave negligencia. ¿Más superficialidad? Imposible.
En un contexto en donde la forma importa más que el fondo, la apariencia más que la esencia y en la que el “show”, las canciones y ocurrencias banales sustituyen la deliberación política e ideológica responsable, el cotejo profesional de propuestas de gobierno o la búsqueda de soluciones viables a problemas reales de los ciudadanos, en ese ámbito de burda improvisación, “Samuelon”, es un “genio de la mercadotecnia”. Eso me dijo -a manera de halago- un ex-compañero suyo de la universidad. “Alguien tendrá que pagar los platos rotos una vez que termine la fiesta”, le revire.
Ojalá el recuento de daños se quedara únicamente en el estilo personal de gobernar. Lamentablemente, muchos ciudadanos están pagando ya un alto precio derivado de la funesta combinación de soberbia e inexperiencia que también caracterizan al apodado gobernador “buchón”. -Se ganó ese mote pues su estilo desenfadado y vulgar de presumir casas, autos, relojes, y hasta una alberca exhibió durante la grave emergencia de abastecimiento de agua que azotó al comienzo de su administración, sin ningún recato o sensibilidad política-, son sello personal de su malograda gestión.
Cuatro grandes crisis sin precedentes se ciernen sobre Nuevo León: la hídrica (preocupante escasez de agua), ambiental (contaminación récord del aire en zona metropolitana) y otra de seguridad (niveles de violencia e inseguridad en alarmante aumento y rompiendo récords). Estas tres de alguna manera ya se venían gestando, pero muy poco -o nada- se hizo para contenerlas o atenderlas adecuadamente. La cuarta se la debemos enteramente al gobernador naranja, la crisis política que tiene a los poderes enfrentados ha causado una parálisis legislativa y presupuestal inédita, así cómo niveles nunca antes vistos de crispación política que son enteramente imputables a él. Por cierto, jamás antes vistos en esa entidad. Ya ni hablar de la coyuntura crítica por la que pasó el estado cuando se lanzó de candidato presidencial -rompiendo su propia palabra- y queriendo imponer de forma ilegal al gobernador interino a través de chicanadas jurídicas. “Gobierna como facturero” le escuché decir a un connotado abogado por aquellos meses.
Ante la inminencia y la severidad de las dificultades actuales y aquellas por venir, la respuesta ha sido de una absoluta falta de vocación de servicio. En vez de atender asuntos encaminados a mitigar los efectos de las citadas crisis, el gobernador García se ha distraído y dedicado -en cuerpo y alma- a perseguir, amedrentar, cooptar a opositores políticos, a retener ilegalmente presupuestos de alcaldías que no son afines a su proyecto, a regatear dineros públicos para pagar la nómina de los otros poderes y organismos autónomos, a coordinar -y muy probablemente- a financiar ilegalmente las campañas del candidato a la presidencia Alvarez Maynez y de su esposa Mariana a la alcaldía de la capital regia -por cierto, incurriendo en un claro conflicto de interés y flagrante violación de la legislación electoral-.
Desde luego que la lista es más larga y nutrida. Por eso ya mejor ni hablamos del enorme costo de oportunidad que se esfuma en capitalizar las enormes ventajas del nearshoring -del cual Nuevo León debería ser punta de lanza-. Esto en la medida en que el gobernador que representa “lo nuevo”, está más concentrado en la grilla primitiva, el golpeteo político, y en serle útil a López Obrador que presumiblemente lo anima y protege.
Esta última hipótesis cobra cada vez más fuerza en los corrillos políticos a raíz de los recientes escándalos de corrupción que rodean al mandatario. El más explosivo es la existencia de una propiedad que supera por mucho -muchísimo- al proyecto de la “Casa Blanca” de Peña Nieto, el “Partenon” del tristemente celebre Negro Durazo, o a la “Colina del Perro” del defenerestado ex-presidente López Portillo. El terreno de 17 hectáreas donde supuestamente planea la construcción de un palacete de más de 2,500 metros cuadrados en las faldas de un cerro en San Pedro Garza García -el municipio más caro de Latinoamérica- podría alcanzar el límite de la protección y apapacho que le han facilitado desde el ejecutivo.
En este ominoso sentido, podemos argumentar que su destino político (y quizás jurídico) está ahora en manos de la próxima presidenta de México, la Dra. Claudia Sheinbaum. ¿Le extenderá la presidenta la misma protección que su antecesor?
En ese supuesto, quizás seamos tristes testigos de una versión contemporánea de una de las leyendas más conocidas de la antigüedad. Aquella de cómo el emperador romano Nerón observaba el incendio de Roma desde su palacio en la colina Palatina al tiempo que cantaba y tocaba la lira.
¿Veremos al Nerón de Nuevo León cantar y bailar desde su palacio sampetrino mientras ese estado se hunde en crisis?
Dependerá del congreso local, donde ya se prepara un juicio político en su contra. La alianza PAN-PRI-PRD sumó 21 diputados, por lo que necesitan forzosamente de los nueve diputados de Morena. ¿Qué orden darán desde Palacio Nacional? ¿Qué opinión tendrá Tatiana Clouthier que tiene arraigo en esa entidad y cercanía con la Presidenta? ¿Qué papel jugará Waldo Fernández?
El destino de Nerón en manos de Morena.
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